Sabemos que Lacan retoma la
clasificación freudiana y sostiene que no hay pasaje de estructuras:
Neurosis, Psicosis y Perversión con sus
mecanismos fundamentales: Represión, forclusión y renegación.
Dejaremos de lado en este
escrito las referencias a la estructura perversa.
La represión primaria es lo que va a dar la condición de
posibilidad de la represión secundaria con su retorno y en este punto la
facilitación de las formaciones del inconsciente (síntoma, lapsus, chiste,
sueño, etc.)
La forclusión del Nombre del
Padre va a dar lugar a que lo forcluido en lo simbólico retorne desde lo real a
la manera de los fenómenos elementales.
Pero todo esto que teóricamente pudo establecerse no da cuenta
de toda una franja de fenómenos que presentan cada vez más, los pacientes que
llegan a consulta y que dan por tierra
con estas clasificaciones tan prolijas.
Los postfreudianos, tanto en
Inglaterra como en Estados Unidos, encontraron la repuesta al problema
refiriendo los “núcleos psicóticos”. Muchos núcleos implican una psicosis,
pocos, neurosis y si hay más o menos, se trata de un paciente “borderline”.
Esta respuesta da por supuesto el pasaje de estructuras en tanto se modifique
la cantidad de núcleos hallados, En la categoría entraban principalmente los
pacientes actuadores: psicópatas, caracterópatas, cleptómanos, adictos,
anoréxicas, bulímicas y jugadores compulsivos.
Desde muy temprano en su
enseñanza J. Lacan introdujo el concepto de significante del Nombre del Padre;
este opera o no. La ley del significante es del todo o nada y su reultado es o
Neurosis (todo) o Psicosis (nada). Esto elmina la posibilidad de pasaje de
estructuras y con ello la categoría de los pacientes “borderline”. Pero lo que
no logra eliminar es toda una franja de pacientes que tiene un modo de
presentación muy particular.
Son sujetos que no se
preguntan por sus síntomas o que directamente no tienen síntomas en el sentido
de las formaciones del inconsciente. Sus dolencias no los interrogan y por lo
tanto no hay una pregunta dirigida a un Sujeto supuesto Saber y es más, se
encontraría muy dificultada también la posibilidad de establecer sólidos lazos
transferenciales. Entonces, actuación versus síntoma que deriva en la
imposibilidad de la demanda de análisis.
Convendría, por lo tanto,
poder detectar dentro de qué estructura se halla el fenómeno para decidir cómo
maniobrar con él.
La vía
significante-formaciones del inconsciente, sublimación y creación, sirven de
paliativos para el dolor de existir, para el malestar en la cultura; cuando
ésto no funciona demasiado bien, el sujeto apela a otros paliativos como pueden
ser la droga, el alcohol, el juego, la comida. Pero no es lo mismo -por
ejemplo- el recurso al alcohol al modo de una suplencia del Nombre del Padre
dentro de una estructura psicótica, que el mismo recurso en una estructura
neurótica en la cual se trataría de alcanzar algo del orden del falso ser (soy
alcohólico) que en una mejor condición constitutiva, podría obtenerse con el
recurso al fantasma. Este punto lo retomaremos más adelante.
Con lo dicho hasta aquí se
abren muchas posibles líneas de investigación; a los fines de este escrito
elegiremos tan sólo una y será intentar
alguna formulación de lo que sucede en la estructuración de éstos sujetos en
los bordes de la neurosis.
Si convenimos que en ellos
ha operado el significante del Nombre del Padre, habrá que dar cuenta de cómo
se llevó a cabo su estructuración, para que se produzcan estas peculiaridades.
El hijo ocupa para la madre
un lugar en su deseo; en su falta ocupa el lugar del falo. El padre, en un
primer momento, va a decir que no a ese deseo y, en un segundo tiempo,
el sujeto tendrá que hacer el duelo por el lugar perdido. En su constitución
subjetiva, este duelo por ese lugar de falo le permitirá ubicarse como sujeto
de deseo.
Si un padre prohibe a la
madre reintegrar su producto pero resulta que la madre no tiene interés en
reintegrarlo ¿Qué sucede? Se podría decir que el corte del goce por el
significante del Nombre del Padre operó en ese primer tiempo, pero, ¿Cómo se cumpliría el segundo
tiempo, el duelo, si el sujeto no ha ocupado el lugar de falta para el Otro
materno?
Si el duelo se produce, como
resultado hay la identificación con el objeto que al Otro le falta. Arrojado de
su lugar de falo se identifica en el fantasma con el objeto que le falta al
Otro y así adquiere un falso ser que le da consistencia al sujeto y al Otro en
tanto completo.
El frustrado alojamiento en
el Otro produce la imposibilidad del duelo (no se puede perder lo que nunca se
ha tenido) y con ello una falla en la constitución fantasmática que estaría en
relación con la problemática de los pacientes que están en los bordes de la
neurosis. Buscan paliativos, como antes referimos, y está en juego toda una gama
de actuaciones intentando golpear la puerta del Otro para encontrar
alojamiento.
Es necesario ajustar lo
dicho sobre la inclusión del sujeto en el deseo materno, porque si se afirma
que no funciona, estamos en el campo de la psicosis. Como referimos, el primer
tiempo se ha cumplido, pero el segundo, el del duelo que precipita en la
adecuada constitución fantasmática ha fallado de tal manera que no le
permitiría al sujeto poder apelar a las formaciones del inconsciente, a la vía
sintomática y con ella a la neurosis de
transferencia, alojado en lo que clásicamente definimos como neurosis histérica
u obsesiva, o fobia.
Lacan, en el Seminario XI
plantea dos tiempos en la constitución subjetiva: alienación y separación, pero
hay que nombrar un tiempo intermedio en
el que el sujeto tiene que poder preguntarle al Otro si puede perderlo, si
ocupa el lugar de su falta.
Dice que el sujeto ataca la
cadena en su punto más débil, en el intervalo de los significantes del Otro;
allí lo que se halla es el deseo del Otro. Lo que no es formulado por los
significantes de la demanda pero, que sin embargo la causan, se encuentra en el
intervalo. Éste tiene que existir, estar abierto, para que el sujeto se ubique
identificado al objeto colmando este lugar de falta en el Otro.
Por todo lo dicho hasta acá
¿deberíamos concluir que son pacientes inanalizables?
Si de la clínica se deduce
que con ellos las maniobras habituales para instalar la demanda de análisis no
funcionan, habría que estar muy atentos a lo que Lacan formula en el Seminario
X con respecto al modo de tratamiento del acting-out en el sentido de “lograr
que el elefante entre en el cercado”. Se trata de generar las condiciones para
la producción de un intervalo que haga límite al abismo y eso deberá producirse
en relación con la presencia real del analista. Y a la pregunta ¿puedes
perderme?, que indica la posibilidad de alojamiento en el Otro, lograr
encontrarle una respuesta afirmativa antes de que sea demasiado tarde.
BIBLIOGRAFIA
·
Lacan J. Seminario Nº 3 - Las Psicosis -Ed. Paidós -
Barcelona - España 1984.
·
Lacan J. Seminario Nº 10 .
·
Lacan J. Seminario Nº 11 - Los Cuatro Conceptos
Fundamentales del Psicoanálisis -Ed. Paidós - Buenos Aires - Argentina 1987.
·
Haydee Heinrich - Conferencia Centro Dos 23/08/94 -
Zona de Riesgo en el Borde la Neurosis.
·
Haydee Heinrich - Zona de Riesgo - Trabajo presentado
en las jornadas 20 Aniversario -Escuela Freudiana de Buenos Aires - Agosto /
94.
* Artículo publicado en el libro ”LOS BORDES EN LA
CLÍNICA” – Compilador Osvaldo Delgado - Editado por JVE EDICIONES – Colección
Manuales de la Práctica - Setiembre 1999.
**Lic. Adriana Casaretto. Psicoanalista . Fundadora y Directora de la Fundación Causa Clínica.
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